La calidad de la miel
El aroma, gusto y color de la miel son
determinados por las plantas de las cua-les las abejas han recogido el néctar. Los
girasoles, por ejemplo, le dan un color
dorado; el trébol produce una miel blan-ca y dulce; las agaves le dan a la miel un
sabor desabrido, muy popular en algunas
sociedades. La miel oscura generalmen-te tiene un sabor fuerte y a menudo pre-senta un alto contenido mineral; la miel
clara tiene un sabor más delicado. La po-pularidad de las mieles oscuras y claras
cambia de país a país. El color puede ser
también sinónimo de calidad, porque la
miel se vuelve más oscura durante su al-macenamiento si es climatizado. Sin em-bargo, algunos tipos perfectamente fres-cos y no climatizados pueden ser de co-lor oscuro.
La glucosa es un componente funda-mental de la miel. Cuando se condensa
se vuelve sólida y es conocida como
miel cristalizada. Dependiendo de las
plantas que las abejas visiten, algunos ti-pos de miel son más favorables a la cris-talización que otros; la consistencia de
casi todos los tipos de miel se cristaliza
si la temperatura se estabiliza entre 15 y
24° C. Al igual que el color, el sabor de
la miel viene apreciado por diferentes
pueblos en diferentes calidades. Algunos
prefieren la miel cristalizada, otros la
prefieren líquida. La cristalización es un
proceso natural; no hay diferencias de
valor nutricional entre la miel sólida y la
líquida. Algunos tipos de miel tienen una
apariencia nublada, porque presentan un
alto contenido de polen. Este tipo es con-siderado de inferior calidad aunque su
valor nutritivo sea mayor. En Europa y
Norteamérica se está desarrollando un
nuevo mercado de la miel filtrada a frío
sin eliminar el polen.
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